Como un cable no hay (ni habrá)

Como peritos ingenieros informáticos y de telecomunicación, bastantes veces hemos intervenido en casos judiciales relacionados con la WiFi. La mayor parte de las veces lo han motivado cuestiones de seguridad.

La red cableada tiene la ventaja de:

  • Ser inmune a las interferencias: si se enciende la luz de conexión, todo OK. No hay problemas ni con canales ni con interferencias, ni obstáculos ni otros “misterios”.
  • Poder dotar de mayor velocidad a la comunicación (hasta 1 Gb/s en 1000BT).
  • Impedir el acceso físico a nuestra red. Aunque se pueda acceder a través del router u otros medios, en WiFi el acceso físico a nuestra red y comunicaciones está protegido sólo por la encriptación.

Por todo ello, el cable debería ser siempre la primera opción en una oficina.

No obstante, en casa un cableado puede ser costoso y/o anti-estético y en todas las oficinas se suele combinar el WiFi con la red cableada, para poder dar servicio a dispositivos portátiles.

Usar Wifi de Última tecnología

El Wifi está basado en el estandard IEEE 802.11 que dispone de las variantes B, G y N, que son las que principalmente usaremos en casa:

  • 802.11B: 11 Mb/s a 2,4 GHz. Se incorporó en el año 1999 y fue el primer estándar extendido.
  • 802.11G: 54 Mb/s a 2,4GHz. Se incorporó en el año 2003.
  • 802.11N: 300 Mb/s a 2,4GHz / 5 GHz. Se incorporó en el año 2004.

Existen otras muchas variantes (para las letras intermedias) que tienen otros usos en dispositivos móviles, especiales, etc.

El alcance que tiene un punto de acceso wifi depende de la potencia de los transmisores y de las antenas que se empleen. Para un hardare “standard” (antenas omnidireccionales sin amplificación adicional) se puede conseguir un alcance de unos 150-300m. No es conveniente planificar un alcance mayor al necesario, ya que esto supone un riesgo de seguridad y puede generar interferencias.

Emplazar correctamente el transmisor

A ser posible, el transmisor debe:

  • (Si es posible). Estar colocado en la parte central de la zona a cubrir. En esto asumimos que se usan antenas omnidireccionales (los típicos “palitos”).
  • Quedar a la vista: Ya sabemos que no es muy bonito, pero para una cobertura óptima la antena debe quedar descubierta. Evitar encerrar el transmisor en armarios o zonas muy arrinconadas por paredes en la casa.
  • Ojo a los metales: Las superficies metálicas reflejan las ondas electromagnéticas e impiden su propagación. La carcasa de un ordenador o algún otro aparato o mobiliario metálico pueden degradar nuestra transmisión.

Evitar las interferencias

Escoger el canal correcto. El procedimiento más usual suele ser “prueba y error”, y cambiar el canal de transmisión suele ser lo primero que se prueba cuando se observa un mal rendimiento en el WiFi.

Ojo a los vecinos. Pueden estar interfiriendo nuestro canal. Para escoger el canal correcto se pueden encontrar consejos aquí.

Preocuparse de la seguridad

Aunque no relacionado con la “cobertura” en sí, si el vecino nos roba el ancho de banda vamos a perder calidad de servicio.

Algunos consejos de seguridad los podéis encontrar en este artículo.

Instalar repetidores

En el caso de que el espacio sea tan grande que no se pueda dar cobertura con un único punto de acceso, queden zonas muertas, varios pisos o se tenga cualquier problemática relacionada con la falta de potencia de la señal, podemos instalar repetidores. Estos se comercializan, pero para casa, se puede valorar la posibilidad de usar un router antiguo como repetidor (configurándolo adecuadamente).